El Dr. Juan Nàcher, del Grupo de Investigación en Psiquiatría y Enfermedades Neurodegenerativas del Instituto de Investigación Sanitaria INCLIVA, analiza en un artículo recientemente publicado en The Conversation, las consecuencias que el confinamiento transitorio durante la crisis generada por el coronavirus puede tener en el sistema nervioso y en nuestro comportamiento.

 

El Dr. Nácher afirma que, aunque el aislamiento es “una medida imprescindible para afrontar la pandemia y está salvando miles de vidas”, también “puede producir efectos negativos sobre la población, especialmente si se alarga mucho en el tiempo y si no ponemos en marcha medidas para reducir su impacto”.

En este sentido, explica que, como especie social, “la interacción con nuestros congéneres es una parte fundamental de nuestras vidas”, ya que “nuestro cerebro está diseñado para socializar y sufre cuando vemos reducidas las relaciones”.

En términos generales, recuerda que el aislamiento social, cuando es prolongado, tiene consecuencias graves sobre la salud y un mayor riesgo de fallecimiento.

“En particular -añade- existen abundantes evidencias de que el aislamiento social prolongado tiene un impacto negativo sobre el sistema nervioso y nuestro comportamiento. Para colmo, puede ser un factor desencadenante de diferentes enfermedades psiquiátricas como la esquizofrenia, la depresión o la ansiedad. Los neurobiólogos y las neurobiólogas tenemos constancia de estos efectos negativos gracias tanto a estudios en humanos, como, en mi caso, con animales de laboratorio. No obstante, hay que reconocer que todavía estamos lejos de conocer en detalle cuáles son las alteraciones neuronales que hacen que el aislamiento desencadene estos cambios en nuestro comportamiento”.

El Dr. Nácher afirma que los efectos del aislamiento varían en función de la edad y que es mayor en las primeras etapas de nuestra existencia, debido “a que nuestro cerebro es particularmente sensible durante la infancia y la adolescencia, porque aún está acabando de formarse. Concretamente, en algunas áreas cerebrales, como la corteza prefrontal –la parte más anterior de nuestro cerebro–, aún se están formando contactos entre las neuronas y se están terminando de pulir los circuitos cerebrales que gobernarán aspectos críticos de nuestro comportamiento. Por eso cualquier experiencia adversa, y en particular el aislamiento, puede tener a estas edades un impacto más fuerte. Hasta tal extremo que puede interferir en la construcción de nuestros circuitos cerebrales y producir alteraciones que persistan hasta a la edad adulta”.

Según el Dr. Juan Nácher, “estos cambios pueden ser la base de alteraciones en el comportamiento que en algunos casos podrían llegar a ser patológicas”. Así, se refiere a estudios en este ámbito que “apuntan a un aumento de la agresividad y del miedo” y a la existencia de problemas educativos y psicológicos de niños que han sufrido un aislamiento social importante durante su infancia.

La ‘resocialización’ puede revertir los efectos del aislamiento

El Dr. Nácher se refiere a los efectos terapéuticos del contacto y las relaciones sociales y señala que “diferentes estudios han evidenciado que la ‘resocialización’ puede revertir los efectos del aislamiento”. Por esta razón, añade que “el aislamiento transitorio que estamos sufriendo por la pandemia no debería representar dificultades graves para nuestros menores si están en casa con sus padres. Pero no estaría de más que intentáramos estimular las relaciones sociales durante este tiempo por todas las vías posibles. En estos días se hace muy necesario el afecto y la relación dentro de nuestras casas, pero también, más que nunca a través de cualquier otra vía para evitar el aislamiento y la soledad”.

Finalmente, señala que “hay muchas circunstancias sociales complicadas, además de menores con riesgo de exclusión social cuya situación se puede haber agravado con la crisis del COVID-19”, aunque añade que “afortunadamente, la tecnología pone a nuestro alcance herramientas fantásticas para que podamos estar en contacto, aunque sea virtualmente”.

Link del artículo:

https://theconversation.com/afecta-el-aislamiento-a-nuestro-cerebro-136027